Desde
la azotea
Del
edificio donde deshabito
Intento
alcanzar el fulgor de las estrellas
Las
mismas que me fulminan con su haz de luz
Los
ojos cegados por los fogonazos incandescentes
El
cielo de dioses inertes destronados
Esperan
sus muertes guillotinadas
Que
la justicia reventó sus cadenas
Me
revuelvo en mis miserias
Me
mato
Me
descubro en el patio trasero
De
mi vida trastera
Doy
de comer a mi pájaro cantor
Que
danza su jaula prisionera
Puertas
abiertas
No
deja cantar a las ausencias liberadoras
Sigue
tronando su prisión melancólica
Dejo
al preso con sus mutiladas alas
En
su cárcel de metal carcomido
No
quiere ir
Prefiere
morir en vida
Estar
En
el lodazal de la mediocridad
Las
cañerías del poder que vierten toda su mierda
A
las calles incendiadas
No
veo el humo en mi vida asfaltada
Prefiero
ser fuego que arda paisajes envilecidos
De
pesadillas instauradas
Estalla
el grito que ahorcó el silencio
Se
reparten las papeletas del miedo
Insumisiones
que no caben en sobres
El
pensamiento complaciente acabó en suicidio
¡Aleluya!
Mis
manos arrancan la mala yerba
De
mi cabeza enmohecida
Montaremos
una barraca de conocimiento liberador
Construiremos
una barriada con la rabia desbordada
Fusilaremos
los sillones que mandan acatamientos
A
fuego con los aduladores
Y
sus espurias voces serviles
Desde
el suelo veo el agua que besa mis pies
La
alegría que flota en la sonrisa de un niño
El
grito de esperanza de la piedra lanzada
Contra
los muros de la opresión
Desde
el suelo desando la huida hacia el infinito
De
los abrazos deseados
De
las angustias encontradas
Huyendo
de pantallas que boicotean mentes arrasadas
Danzando
en el subsuelo
Exiliado
de la mordaza que sabe a agonía
Del
yugo que oprime al buey
Mañana
no habrá ni las huellas
Mano
a mano iremos al desván de los lamentos
Para
hallar la risa en las lágrimas cautivas
La
furia nos regalará carcajadas
Y
cuando el olvido recobre nuestra memoria
Montaremos
campaña en la azotea
Para
reconstruir cielos
Que
encontraré en nuestras visiones
De
bombas a punto de estallar
Bocas
que pedirán palabras
Como
balas al acecho de armas
Que
masacren tanta barbarie
Desde
la azotea
Siembro
la locura de ojos
Para
recoger ciegos a los cuerdos
Crecen
tuertos los corazones sin alma
Desbocados
se van a la mar
Llena está
de manos hambrientas
Que
se llevan hasta la sal
De
este despertar para empezar
A
vivir
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