UN PASEO POR LA IMAGINACIÓN ASILVESTRADA

lunes, 25 de noviembre de 2013

ATOLLADERO



Pantalla negra como el vacío en la nada
Se encienden las luces
Te miran a los ojos
Te dictan claudicaciones
Sentado absorto observando los balidos de la masa amorfa estás
Te abren el cerebro
Te descuartizan el pensamiento.
Te dictan sus leyes
Cumples al dictado el entretenimiento cerril que te escupen
No te mueves
Pies ausentes del suelo que sólo sienten el abismo de la ignorancia
Muera la imaginación
Bienvenida avalancha de resignación que consumes
Explota la televisión
Fin de la atomización
Mañana más
Sales a la calle putrefacta
Un coche defeca toda su hez negra en tu cara pálida y sin rostro
Nada florece todo alrededor nutrido de tristezas que explosionan en las yermas avenidas intransitadas
Asalariado que sin salario tienes que llevarte a la boca
Te quedaste descompuesto y sin trabajo esclavo para seguir viviendo hipotecado
Prostitución capitalizada
El clavo se cayó esperando al martillo para seguir golpeado
El sabio que rebusca su comida en los containers del desperdicio consumista
El más tonto del patio que en trepa se convirtió y el muy ladrón llegó a ser rey
¡Viva el Kapital! La felicidad emparedada está
Cruzo el umbral de mi razón y a porrazos se dirigen los de la ley y el orden
Unos cuantos a mi auxilio van
La gran mayoría vergonzante miran para otro lado
La pesadilla llama a mi puerta
Me encadenan y me voy hacia el abismo de la inexistencia
No salgo. No sales. No salimos
En los medios de destrucción masiva tu vida es la nada
Recojo el cianuro que guardo en el armario de puertas caídas
Me lo tomo ¡NO! Es lo que esperan
Busco al criminal de esta guerra inacabada
Lo husmeo lo encuentro lo dejo escapar
Alternativas al agotamiento mental
Toda la mentira institucionalizada nutrida de misiles y de millones gritan a coro
Llega… llega… la luz al final del túnel
Te apuntan en tu todo robado en tu nada ahogado
La  pistola te ametralla
Llegamos al final del túnel, allí adivinas el barranco, caemos al vacío y viceversa
Bendecimos tus transgénicos alimentos
Al Dios Inexistente y al hambre impuesto
Pierdo otra batalla mas no la guerra
Pero de batalla en batalla…
Toc! Toc! ¿Quién es? Siempre estás igual
Me topo con el criminal. No le dejaré escapar
La ciudad te enclaustra en un apartheid de esclavos
Todos en el campo de exterminio
Los búnqueres se alzan en lo alto de la colina
Vigilando a los presos
Dormimos es de noche y por el día la salud te quitan
No hay sanidad que te ahuyente el dolor
Los que te enfermaron se fueron con el palacio a cuestas
No hay cuidados paliativos que remedien la defunción final
Rabiando de dolor estás
Y entre sueños a cañonazos se lo llevaron todo…
¿La esperanza también?
Cicuta para mi corazón o cuchillo para tu maldad
Encuentro al exterminador
¿Sólo uno? Uno de tantos
Te clavo mi odio, mis años robados, las vidas masacradas, el planeta violado
No es nada personal y ni perdón te mereces
Despierto del letargo y con los agujeros en los bolsillos
Quizá no fui yo quizá fuiste tú o tal vez la venganza de la poesía
Expulso el aire corrompido que enferma mis pulmones
Otro niño murió en ese segundo
Tu muerte banquero, especulador, financiero asco me produce
Mueres viejo, sentado, tranquilo, gordo…. ¡Maldito asesino!
Labios amorfos llenos de sangre humana. Funeral tranquilo
Otro suspiro sale de mi boca. Otra muerte infantil que provocan
La realidad silenciada habló de ti y de mí
La justicia gaseada nos contó historias de estados sin patria, de risas, de conjuras y de venganzas del hambre
¡Indígenas! Nos levantamos que el tiempo saqueado por los mercaderes ha dejado la tierra cancerígena y con metástasis carcomiendo a las flores
El aire me lleva con viento desconocido a prender fuego sin gasolina a la escoria que nos vomita destrucción
Nos vemos en el atolladero
Allí donde están los espíritus con la justicia y su paz con guerra

martes, 19 de noviembre de 2013

NADIE EN LA NEVERA



Nadie en la nevera que me espere para cenar
Vacío están los bolsillos viven en el desierto
Vitoreabas a la vida y te dieron muerte
Un indigente joven sentado en el banco
Manos apoyadas en su rostro invisible
Oculta la desesperación
El grito de horror ante la nada impuesto
Cada día la pobreza llama a mi estómago
Cada noche la tristeza inunda mis ojos de llanto amargo
Otra semana que pasa. Otra desventura que el viento se llevó
Los ricos cada vez más ricos sobre nuestras cabezas
Los pobres cada vez más hundidos en la miseria
Llaman a la puerta el silencio me espera
Doy voz a mi mente no calla no me deja dormir no me deja pensar
Salgo en tu búsqueda
No te encuentro, no te redescubro, no te adivino entre los nidos de escombros que tutelan la ciudad
Ruido que no dice nada
Transgrede la harmonía, la musicalidad de las palabras
Gente pidiendo.
La necedad, la hipocresía, la ira destructiva del Capital que les devoró el presente
Se los ha llevado. Mañana puedes ser tú, él, yo, nosotros
Beneficencia No ¡Por favor!
Esa mano que pide. ¡Ciérrala!. Miles de puños agreden al estafador de la madre Tierra
Pies que no dejan huella, ladran al tiempo
Me dejaste una noche de mayo y ya no hay días sin luna que te halle en mi corazón errante
Me abro en canal no veo al corazón su latido está en otra esfera
Me busco entre los brazos invisibles de tu ausencia
Mi estómago parlante me cuenta comida
Mis puños que vacilan buscan gente amiga
Yo muero volveré legión… se oyó decir siglos atrás
Continúan los ecos de su voz y estamos esperando resolución
Vítores a la muerte. Alabanzas al mesías. Aniquilación de la inteligencia
Sigo cavando hasta que suene el timbre y la oscuridad me vuelva ciego
La esperanza se alza con el viento
Se va deprisa el huracán se la quiere llevar
Recojo mis cenizas que el fuego aún las quiere devorar
Me reconstruyo. Alzo la mano. La angustia me intenta parar
De la fosa común me he de ir
Nos atacan y no sólo de sosa cáustica muere la mujer y el hombre también
Rostros que se esconden
Pies andantes que no saben adonde van
Huellas en los fríos bancos de la calle alguien despertó su muerte y se largó para volver
Un niño llora el hambre no le deja en paz
El ruido de la mentira impuesta ahogará su voz
Y mi tiempo agotado ve a la esperanza que se agarra a mi corazón
No tengo nada más que tu furia que no he de dejar escapar
A tu vera voy y te vas…. te vas… te vas

jueves, 14 de noviembre de 2013

MILICIANOS ¡AL ATAQUE!



Si me caigo cógeme antes de que el suelo me muerda la boca.
Y déjame deambular por estas calles de muecas por sonrisas.
No te conmuevas si me ves llorar la rabia produce llanto.
Me dirijo hacia la senda que lleva a los frondosos bosques.
Lejos de la turbamulta que sin ojos en los huecos va hacia un horizonte de fosas comunes.
Camino. Río. Lloro. Me paro. Nada tengo todo me lo han quitado.
Pienso. Actúo. Peleo. El cerebro sigue en pie aún no está narcotizado.
Exclamo… ¡Libertad!... El eco de su secuestro me responde allá donde está aposentada.
Me vuelvo a caer. ¡Agárrame! ¡Rápido! Devorar el asfalto me quiere.
Continúo con la cabeza en alto superando el cielo y con la tristeza que me acompaña.
Lágrimas se pierden mojando el camino desandado.
Un destello. Una luz. Una pantalla gigante chupando las neuronas fallecidas del gentío.
¡Obedece! ¡Véndete! ¡Consume! ¡Prostitúyete!... No pienses. El general de la muerte pensará por ti sus lujos le van en ello tu sangre le alimenta.
¿Y quién es ese sujeto que transita por el espigón al borde de la caída?.
Esa cara me suena, la reconozco, el tiempo esclavizado me la había robado.
Es mi ser, el hijo que nunca tendré, el que tengo, el que murió sin haber nacido, es la mujer, el hombre, el viejo que me veía soñar.
Ya no les reconocía, el viento calcinado se los había llevado.
Corro hacia él, ellos, ¡Esperad! El horror se había llevado el amor a la vida.
Coged las armas. Recuperar mis riquezas, mi alegría, es lo que debo hacer.
Milicianos ¡Al Ataque!.
Pasan reyes y sus botines en yates privados escupiendo sus miserias a nuestras caras furibundas.
Un leve murmullo, gritos, palos… Todo vuelve a la calma. Todos empiezan a andar con el hastío resquebrajando sus espíritus resignados.
Te bato en duelo miedo que paraliza, que estanca, que mata en vida… y los yates se van y el lujo continúa.
No hay guillotinas en las plazas. Las construiremos primero en nuestros corazones.
Milicianos ¡Al Ataque!
¿Dónde estáis? Sigo corriendo me alejo de la tela de araña que nos tiene sedados.
Y me tropiezo. Me vuelvo a tambalear. Y tus brazos me salvan del precipicio hacia el lamento final.
La amplitud del horizonte allá me voy para darme un buen chapuzón.
Me ofrecen drogas. Me sujetan. Me oigo gritar y llorar en amargura soledad.
Trabajos gratis con mil sonrisas en la boca y mil ahogos en el alma.
Encadenado. Miradas hipócritas. Comidas ingentes de cínicas navidades.
Afuera. Hambre. Frío. Millones de condenados al abismo.
El mercader les espera para desollarlos y construir sus imperios cadavéricos.
El espanto sonríe. La alegría solloza. La certidumbre espera su dicha.
Dejad que camine hacia los campos virginales en espera de destrucción final.
Los he de alcanzar. ¡Tierra despierta! Que no te construyan, que no te fumiguen, que no te destrocen las ruedas al pasar, que no te maten.
Salgamos del cáncer de la vida cotidiana.
En la calle satanizada niños que pasan hambre. El genocida cabrón que apesta a muerte engordando en su palacio de fiestas criminales.
Me sublevo.
La sonrisa forzada. La máscara que baila. Les prendo fuego y huyo del humo.
Me voy. Me largo. Me marcho.
Coged las armas y arrasar con los que se ríen allá a lo alto en la azotea.
Milicianos ¡Al Ataque!
No dejes que me hunda. No permitas que la agonía acabe con los latidos. No dejes que mi boca se seque sin tus besos.
No consigo alcanzar ese pedacito de tierra, ese correr por no andar y aún así la soga intenta degollarme.
Que no te dominen. Sigue en pie. En pie de guerra.
Balidos llaman a la puerta. Pon buena cara. Haz lo que te digan que hagas. Sé amable. Sonríe. Que te acepten. Sé un buen chico y tu zanahoria tendrás.
¡NO! Otro día más apaleado y mañana defunción familiar con postre incluido.
Milicianos ¡Al Ataque!
Corro mas no vuelo me tropiezo, me tambaleo, los adoquines abren sus fauces a la espera del festín final.
Me detienes al instante, adivinas mi caída, quiéreme en la travesía.
Abrázame. Bésame. Y no me dejes solo en este andar para encontrarnos y fundirnos en la tierra.
Y si me caigo, ya sabes, cógeme porque el suelo quiere devorarme la boca.
Milicianos ¡Al Ataque!.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

TODOS ESTAMOS EN EL MISMO BARCO



Todos estamos en el mismo barco.
Y el coro duermevela lo repite sin pensar.
Los mercaderes de tu cuerpo vendido.
Los poderosos que fornican tu pensamiento mortificado.
Los banqueros de este mundo infierno que vendieron tus órganos al exterminador de la belleza hasta el éxtasis laureado.
La cubierta del barco a rebosar de trepas, criminales, terroristas, asesinos que del lujo viven gracias a tu corazón enjaulado.
Todos estamos en el mismo barco.
Y el mantra se repite hasta la náusea.
En las galeras se oye remar.
Infinidad de cuerpos amortajados reman y reman sin parar.
Hacia el precipicio final que la esclavitud sigue en pie sin ganas de desfallecer.
Todos estamos en el mismo barco.
Encadenados mueven los remos por un plato de lentejas y algún que otro golpe en la sien.
Otros apartados, golpeados, vilipendiados esperando su vejación diaria.
Rema que te rema para que el barco y el poder depredador siga su marcha triunfal bajo las estrellas y con chapuzón de piscina incluido.
En los sótanos se enferma por agotamiento…
Pero tenemos remos no nos quejemos.
Todos estamos en el mismo barco.
Esclavos del mundo uníos en este remar sin vivir.
Una pantalla gigante les augura ilusiones de mil destellos, de juventudes eternas; se adivinan gurús transmutados en lucifer que reclaman sumisión, servilismo y…
A remar, a remar que la felicidad llegará cuando estéis en el fondo del mar.
Todos estamos en el mismo barco.
El mesías sale con banderas patrias para que juntos cantemos el canto de los orcos.
Dale la mano al genocida y no te descuides que tu mano en cenicero se convertirá.
Y vete abajo, de nuevo, a remar, a morirte en vida, a enterrar la imaginación y a violar la rebeldía.
Todos estamos en el mismo barco.
Seamos náufragos, alberguemos motines en nuestros corazones.
Hundamos ya ese puto barco.