El
candidato se subió a la palestra
Orgulloso
y cenutrio como su alma vil dispone
Se
creía que era un pedestal
Donde
van a orinar los olimpos con sus dioses
-¡Os
voy a gobernar como Dios manda!- vociferó el botarate
A la concurrencia allí congregada y no santificada
Alguien
tronó en su blasfemia que grita gargantas
-Pues
¡Me Cago en Dios!-
El
gentío repitió insultos, atropellos y bocas que cocinan rabias
-¡Gobierna
a tu puta calavera!
Y
el espacio floreció yermo tras la estampida generalizada
El
candidato se sumió en la soledad con su dicha descompuesta
El
alba trajo consigo asambleas de corazones solitarios
Que
ahora latían al son de esperanzadas alegrías
Y
al día siguiente
La Tierra amaneció despedazando cautiverios
Y se
vistió de libertad huracanada
Algún día el "a por ellos" saldrá de los estadios y cobrará pleno sentido.
ResponderEliminar(Una buena elección para la etiqueta: Trinchera)
Salud Ángel!