Un océano de silencios
ahoga la razón del equilibrio
Corazón silente
En boca callada no entran moscas
Pero anidan las avispas
Guardas en el hígado años de resquemor
Se vuelve roca el riñón
Sonrisa trémula en labios cohibidos
No dices nada
ante la incontinencia verbal del patrón
Bandada de cuervos sobrevuelan los tejados
La carnaza la pones tú
Sangra a borbotones la lengua muda de tanto callar
Los dientes afilados apretaron demasiado
Un día cualquiera
Estalla la ira
Ahora conocerán tu nombre
Y el poder de la destrucción
Duelen las palabras calladas
Cuando salen de las entrañas
Disparan a matar
No duermas a la ira
No oposites para ser la otra mejilla
Que sople antes el fuerte viento
para que no ruja después el implacable huracán