Pasan los días de calendario
A veces sol
En ocasiones fuego
Y un ratito de lluvia con furia
Un plan en la mente
Se nubla el cielo
Otro deseo que se va por los retretes de la existencia
Una mala vida
Una mejor muerte
Una resurrección inesperada
La huella de nadie
El destino de casi todos
Casi...
Cambió nuestra suerte
El refugio donde me conocí
El barranco donde me perdí
El lugar donde me quedé sin querer
Queriendo ir aquí me quedo
Allí te espero
Qué pereza
Hablamos de esto, aquello y el más allá
Besugos dialogando
Los que nada dicen cuentan demasiado
Perdí la hora del reloj
Oposité para ser hueco sin nombre
Alguna mañana haré algo
La noche eterna vendrá a rescatarme
Qué fue de aquello del amor al prójimo
Recibo un beso
Cae una lágrima
Por un momento
Se para el mundo
Ya no espero nada más
Las hojas del calendario pasan demasiado deprisa, pero aunque no lo creas sí van dejando huella, a unos apenas se les nota, a otros es tan profunda que se convierte en cicatriz. Lo malo es cuando llegan a ser queloides, término médico muy usado por lo profunda y mala pinta que tienen. El amor al prójimo se demuestra con obras.
ResponderEliminarBuenas tardes Ángel.