Tiempo de libélulas
Horas de descenso a la mar
Siglos de no existencia
Años que estuve esperándote
Meses donde los besos yacen en los labios
Presente de averías
Sonrisas de viento y cantos de gorrión
Un segundo de no saber qué hacer
Este instante de felicidad
Y ya no está
La perdición vino a cenar
Le preparé sopa caliente y pan de ayer
Somníferos para despertar
El sol nos calcinó
Ahora cenizas estancadas sin viento que sople
No resucitamos
No nos movemos de este inhóspito lugar
Hogar de alimañas
Se caen paredes, techo y pasado
Me cobijo en el sótano para los restos
Restos de vida
Suma de nadies
Oigo el grito del desierto
Es la arena que avanza
Dónde está el árbol que cobijó el miedo
Te vas para no volver
Regresas mañana
Un mañana que nunca vuelve
El sempiterno retorno
Qué hicimos con el deseo
Fue un crecer hacia el averno
El olvido está repleto de esperanzas truncadas
Veo tu apartamento a vista de pájaro
Y se me cayeron las alas
Aplastamiento de noches sin ti
Llegó el verano antes que la primavera
Se forjan inviernos indestructibles en corazones solitarios
Una senda en la montaña
La libélula vuela caminos
Levántate y anda
El barranco eligió la caída
Alzas la vista a la luna
Quién fuera su vacío
Sólo es la arena que avanza...
ResponderEliminarIncreíble entrada, con un apoteósico final, sencillo pero destructor. Genial.
Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo.
"El olvido está repleto de esperanzas truncadas". Me gustó muchísimo este verso Ángel. Muy cierto.
ResponderEliminarAbrazos
Hipnotizados por el vuelo de la libélula y con la esperanza de volver, resurgiremos como el Ave Fénix de las cenizas.
ResponderEliminarCada vez mejor, Ángel.
En verano se adelantó.
ResponderEliminarBesos.