El
aullido
Detrás
de los lobos
Que
acechan al anochecer
Nos
encontramos
Escondidos
tras los matorrales
Como
zorros hambrientos
En
campos de liebres extinguidas
Dos
cervezas
Se
desvanecen en dos sorbos
Tú
te quedas
Sabiendo
que aquí pereces
Con
el tiempo que aniquila esperanzas
No
seas estatua
Sal
al Sol
Mas
procura no abrasarte
Que
las sombras nos acompañen
No
seas reo
De
este río sin corriente
Cual
preso que no piensa en la huida
Cuando
está a punto de escapar
Nos
tragamos laberintos
Pero
siempre se adivinan salidas
En
las oquedades habitadas
Por
nuestros húmedos huesos
Coge
los grillos de tu boca
Cantaré
a los silencios
Que
esperaron para nada
El
graznido de las urracas
Que
estrujaron el vacío insolente
Del
espacio soñado
De
mi desierto deshabitado
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