Nadie en la nevera que me
espere para cenar
Vacío están los bolsillos
viven en el desierto
Vitoreabas a la vida y te
dieron muerte
Un indigente joven sentado
en el banco
Manos apoyadas en su rostro
invisible
Oculta la desesperación
El grito de horror ante la
nada impuesto
Cada día la pobreza llama a
mi estómago
Cada noche la tristeza
inunda mis ojos de llanto amargo
Otra semana que pasa. Otra
desventura que el viento se llevó
Los ricos cada vez más ricos
sobre nuestras cabezas
Los pobres cada vez más
hundidos en la miseria
Llaman a la puerta el
silencio me espera
Doy voz a mi mente no calla
no me deja dormir no me deja pensar
Salgo en tu búsqueda
No te encuentro, no te redescubro, no te adivino entre los nidos de escombros que tutelan la ciudad
Ruido que no dice nada
Transgrede la harmonía, la
musicalidad de las palabras
Gente pidiendo.
La necedad, la hipocresía,
la ira destructiva del Capital que les devoró el presente
Se los ha llevado. Mañana
puedes ser tú, él, yo, nosotros
Beneficencia No ¡Por favor!
Esa mano que pide.
¡Ciérrala!. Miles de puños agreden al estafador de la madre Tierra
Pies que no dejan huella,
ladran al tiempo
Me dejaste una noche de mayo
y ya no hay días sin luna que te halle en mi corazón errante
Me abro en canal no veo al
corazón su latido está en otra esfera
Me busco entre los brazos
invisibles de tu ausencia
Mi estómago parlante me
cuenta comida
Mis puños que vacilan buscan
gente amiga
Yo muero volveré legión… se
oyó decir siglos atrás
Continúan los ecos de su voz
y estamos esperando resolución
Vítores a la muerte.
Alabanzas al mesías. Aniquilación de la inteligencia
Sigo cavando hasta que suene
el timbre y la oscuridad me vuelva ciego
La esperanza se alza con el
viento
Se va deprisa el huracán se
la quiere llevar
Recojo mis cenizas que el
fuego aún las quiere devorar
Me reconstruyo. Alzo la
mano. La angustia me intenta parar
De la fosa común me he de ir
Nos atacan y no sólo de sosa
cáustica muere la mujer y el hombre también
Rostros que se esconden
Pies andantes que no saben
adonde van
Huellas en los fríos bancos
de la calle alguien despertó su muerte y se largó para volver
Un niño llora el hambre no
le deja en paz
El ruido de la mentira
impuesta ahogará su voz
Y mi tiempo agotado ve a la
esperanza que se agarra a mi corazón
No tengo nada más que tu
furia que no he de dejar escapar
A tu vera voy y te vas…. te
vas… te vas
¡Otro pedazo de poema, compañero cavernícola! Y ya van unos cuantos garrotazos pero que muy bien dados.
ResponderEliminarPor cierto, habra que ir empezando a expropiar sus mercados ¿no?
Gracias... y expropiar la tierra que nos han arrebatado... ya vamos tarde.
ResponderEliminarSalud.