No hay lugar donde perderse
Ni tiempo que ganar
Sólo refugio de corazón
Este cantar de pájaro silvestre
que no se dejó atrapar
Dime en qué laberinto estás
Igual nos encontramos en un punto sin salida
Horizonte que ves
Mil caminos a escoger
Y un abismo donde habitar
Quisimos ser invierno en pleno agosto
Se derritió el hielo del querer
Y abrazados por fin
Tú cogiste el despertar de la gloria
Yo el anochecer de la derrota
Miro el pasado a renglón seguido de futuros inexistentes
El torbellino del ahora me lleva al silencio tenso
de un grito sin voz ni lobo que aúlla
Hago armaduras de viento con brisa de mar
Lucho contra las sombras que forjaron un sol apagado
En las cenizas de un despertar
Persigo al fuego que calcinó el canto de las sirenas
Tomé una decisión
Y nadie estaba en la ecuación
Cuando me di cuenta de las horas muertas convividas
Me adiviné dando vueltas en círculo
Hogar ajeno
Destino de indio apalache
Bostezo de cueva
Nos hallamos dentro
Es verdad, uno no sabe qué camino escoger, siempre queda la duda si es el acertado o por el contrario vamos directos al abismo del fracaso. En el laberinto de la vida hay quien entra todo ufano pero nunca encuentra la salida, quedas naufragando en un enorme mar lleno agujeros negros.
ResponderEliminarEs mi interpretación a este inteligente texto.
Vuelvo a por café, amigo Ángel.
Vuelo con ese pájaro que no se dejó atrapar, hasta mi refugio secreto, donde únicamente se respira libertad.
ResponderEliminarAbrazos de anís.
En la vida frente a los variados vericuetos y senderos que nos enfrentamos. Lo importante es decidir, muchas veces nos equivocamos, pero es de valientes continuar.
ResponderEliminarAbrazos Ángel