Hoy he vuelto a jugar contigo
Hoy desperté cantando tu canción
Nos vimos en el desfiladero
Te presenté a mi amigo invisible
Cuando empezó a llover
Nos despedimos tras el manto de agua
Ojalá volvamos a vernos
Y siempre nos reencontrábamos
bailando la misma melodía
Te enseñé mil oraciones de amores y venturas
Me aprendí de memoria tu sabiduría ancestral
Cogí la vieja maleta del armario
Hice camino con destino prohibido
Buscando tu voz en el aliento del viento
Hoy he sido grito en el desierto
Ausencia de latido tras la calavera sonriente
Me he fugado del más acá
para poner flores en tu adiós
Hoy he vuelto a hablar solo
Palabras que dan sentido a recuerdos enmarañados
Hoy me he recogido tras la niebla
Y he sido corriente de río que no vuelve
Si tras la niebla una calavera te sonríe, devuélvele tu risa. Seamos como la corriente de un rio, siempre hacía adelante. Un abrazo Ángel.
ResponderEliminarAquella persona que te enseñó cosas bellas, siempre estará y, no necesitas hablar solo porque te escucha en silencio.
ResponderEliminarAbrazos Ángel
Un abrazo, precioso poema.
ResponderEliminarBesos.
Qué bonito lo que has escrito. Me gusta pensar que todo es un juego, un experimento que nos sale mejor o peor, pero en ello andamos. Encuentros y reencuentros, desfiladeros que no dan miedo, conocimientos compartidos... un mundo por descubrir cuando se despeja la niebla.
ResponderEliminarBesos
Ooooh!!! Es precioso lo que leo.
ResponderEliminarLa niebla es misteriosa, atrayente... enigmática...
Su humedad fría hace que te encojas ante ella, que disfrutes tan solo de lo cercano, como si tuviese la facultad de anular el resto de los sentidos, es silencio, soledad y amor.
Adoro la niebla, con su sensación de indefensión, de incertidumbre. Un fenómeno que la naturaleza nos regala, como tantos otros.
No dejes de seguir el aliento del viento. Es sabio.
ResponderEliminarUn beso, Ángel.
Hasta se puede escuchar el ambiente que creaste con tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo.