Me deshice de ti
Me deshice de mí
Me deshice de nosotros
Me deshice de ellos
Me fugué de mí
No supe adonde ir
¿Y qué hacer?
Me transformé en hoja que mece el viento de otoño
Me adiviné suspiro de vida
Segundo y se acabó
Fui huella que recorre caminos
Aullido de lobo solitario
Escondite del perseguido
Llanto de alma derrotada
Nada en el quehacer cotidiano
Latido extraviado del corazón
Disidente de la multitud
Palabra en el desierto
Dunas de silencio
Mota de polvo en tu ojo
Llanto
Y ya no existo
A veces es bueno deshacerse de todo, incluso huir un poco de nuestra identidad. Al día siguiente, otra vez somos.
ResponderEliminarAbrazos
Pero hay que reinventarse. Por mucha materia que seamos, tenemos energía y ya sabes: no se destruye, se transforma.
ResponderEliminarQue triste Ángel, hay que renovarse y tirar ropas sucias. Está bien olvidar y seguir hacia adelante. A veces pasa, cierto. Un abrazo.
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