Cuando te despidas
No dejes ninguna misiva
Tan sólo ausencia de un tiempo que ya no será
No dejes huellas en la memoria
Deslízate por la arena
El viento hará el resto
Lo borrará todo
No dejes camino ni destino escrito
La huida de un adiós imperecedero
Ahora que no hay lágrimas en los ojos
Ni alegría en el rostro
Yermo es el sentimiento de un latido sin corazón
Es la hora de la desaparición
Cuando te despidas
Deja flores en los labios
a los que te amaron
Y una lluvia de balas de exterminio
a los que te hicieron sufrir
Deja una obra de arte al eco de las montañas
Tu pensamiento en verso
para el ermitaño que dejó la multitud
por la soledad bandolera
Despídete de ellos
Y a mí préstame el sendero del caos
Para que deje esta armonía criminal
Y pueda hallar la salida del laberinto
en tu fuga de libertad
Otra vez se me fue el comentario. Te decía que has tocado un tema triste pero precioso. Una dulce despedida.
ResponderEliminarUn abrazo si bloguer me deja.
Dejar lo mejor de uno en el otro, en vez de echarlo a perder con reproches. Así lo bueno que se tuvo, se mantiene para siempre.
ResponderEliminarAbrazos.
Me encantó este poema, Ángel. Y mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Dejar flores en los labios, es la cosa más hermosa que he leído en todo el año.
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