Si adivinara
que dicen las palabras calladas
Si pudiera adentrarme
en la mirada perdida del mendigo
Si alcanzara el destino
de unos pasos nunca dados
Si se oyera el grito de justicia
de los invisibles;
de los que lo han perdido todo
Si lográramos oír
el llanto amargo del apaleado
Si se ahogara en la eternidad
En un mar de estiércol
Al creador del derecho a la impunidad
Si la guillotina cercenara el cuello de la explotación
La luz iluminaría de nuevo nuestro camino
La corrupción es la madre de la impunidad. Y la falta de valor de la sociedad es su cómplice. La mafia mundial no permite lugares justos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay que buscar la luz.
ResponderEliminarBesos.