Ya
no existe luz donde salir del abismo
Es
un caminar a tientas al filo del acantilado
La
mano que me señala el final del túnel
Es
la que me ha de matar al despuntar el día
Las
estrellas ya no lucen en este paraje de hormigón
y
ruido de coches que van
Algún
caminante desafía al tiempo
Y
se desplaza a pie a buscar su ilusoria libertad
He
de hallar la senda de un destino sin futuro labrado
Ni
campeonato que ganar
Ni
mentira homicida que votar
He
de cercenar el cuello de la hipócrita realidad narcotizada
Como
máquinas sin cerebro ni corazón
Vamos
a cavar nuestras propias tumbas
Porque
así lo manda el poder ajeno a nuestro deseo
Pagando
el precio de una vida encadenada
La
voluntad sangrante de volar sin alas
Duele
el tobillo que desea zafarse de la cadena que le atrapa
Correr
a través de los montes
El
olvido nos persigue
Me
vendo a la saciedad del hambriento
Te
compras por una pantalla donde ver teatro
en
la ciudad de los cadáveres vivientes
Ni
libro abierto
Ni
beso en los labios
El
aire esparció las ilusiones de los perdedores
Los
encontramos
En
el yermo infinito donde callan las promesas incumplidas
Es
de noche en mis ojos abiertos
Me
señalas el lugar de tu herida abierta
Y
no me explicas por qué hurgas en ella
La
sangre inunda el trasiego de nuestro vacío
No existe luz
en
las profundidades del abismo
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