Una
luz atrapada en la oscuridad
Se
muere el brillo de los ojos
Una
estancia cerrada
No
hay resquicios de luz donde ver la cárcel interior
Un
grito de horror en mi boca
Millones
de cuervos salen de las entrañas
Se
estrellan en las mentes atormentadas
de
los que viven en el barranco y su caída
Y
un silencio que no calla
Salir
corriendo
De
vuelta al callejón sin salida
Y
te abrazo y te doy besos
No
llores vida mía
Y
me adivino agarrado a la niebla
Un
erizo amenazado se revuelca en mi estómago
Y
el ocaso me cierra el camino
Desciendo
a mil infiernos
A
ser fuego y ángel de alas negras
Quemaré
el mundo donde el perdedor falleció en el olvido
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