El
erizo de los lamentos
Apuñaló
las risas olvidadas
Resquebrajado
escucho
El
grito sordo de los indigentes
Me
llamaron en borracha algarabía
Allá
voy
Pero
me perdí en soledades
Refugio
del pensamiento encontrado
Ermitaño
De
mis días con lluvia
Mojados
están mis pasos olvidados
No
acudí a la cita
De
vagabundos ávidos de pólvora
No
hallé la verdad del nómada
Que
va porque no hay hoyo que le condene
A
la miseria de las máscaras
No
acudo a tus cementerios
Me
duermo en crisantemos
Descanso
de la ira apaciguada
Alimentemos
de fuego
La
desidia que condena abismos
Hoy
he visto una escuela arder
La
rebelión del estudiante
Que
quiso ser libre
Me
escondo tras el cañón
Buscando
la bala huida
Llegan
días de tormento
La
gran masa en procesión
Detrás
de pedazos de madera
La
virgen de los muertos en vida
Y
luego dicen que el loco eres tú
Doy
media vuelta y marcho
Los
ojos ciegos al ver
La
jauría humana
Que
en formación gregaria acuden a degradantes espectáculos
A
descargar penurias
El
Poder que ofrece ocio al pueblo
Heroína
Que
se extinga la cólera
Un
profeta se sube a la tarima
Les
promete una condena eterna
A
los discípulos allí reunidos
Mañana
en fila y de uno en uno
Irán
a meter papelinas en urnas de cristal
Elegirán
al santo cabrón
Que
los humille unos cuantos años más
Y
vuelta a empezar
Que
siempre es lo mismo
Que
da asco verlo
Me
voy a vomitar escorpiones
Al
desierto de las esperanzas
Henchido
de aire impuro
Y
con lágrimas hasta el cuello
Por
no haber ido
A
la congregación de mendigos
Daban
barra libre de ebrias ilusiones
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