Un viento helador
recorre los rincones del alma herida
Diáfano el día
Hojas secas otoñales visten el suelo
Árboles desnudos esperan su primavera
Y tú te vas a los fríos
Y vamos detrás
Un hombre solo va por los caminos
Meditabundo
Observando el infinito y su huella
Lo dejamos atrás
Nosotros también somos historias mudas
Pasajes de invisibilidad
Parajes resquebrajados de negro carbón
Esperando mentiras para poder proseguir
en la servidumbre del espejo que nos mira
Al final la imagen se difumina
Los años puñal
Nos devuelven al éxodo de lo intangible
Los aborígenes del ocaso
Se marchitan en vida
Sin saber el porqué
Triste, al final siempre queda la paciencia, por no llamarla esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo.