Oyes
el grito de mi silencio
Escucho
la palabra de rebeldía
de
tu graznido de negro cuervo
Mas
todo se va en el eco
de
un interminable abismo
Quisiera
ser reyerta en tu lucha
Baile
de luciérnagas en noches sin estrellas
Crecieron
telas de araña en la trinchera de los puños alzados
Los
más tontos del lugar se convirtieron en siervos a sueldo
del que
corta el bacalao
Y
el bacalao se hizo amigo nuestro
Nosotros
somos simple imaginación de quiebra profunda
y
sueños de muro derribado
Dame
aquel trabajo que me ofreciste
Para
poderlo rechazar
En
nuestros imperios soñados de juventud
Se
adivinan páramos rociados de viento seco
La
decadencia degeneró en escombros
Aborígenes
de madrigueras, suburbios y adoquines reventados
Carne
y hueso de un presente asesino
Mañana
polvo del no me acuerdo
Rozo
la grieta de tu crónica melancolía
Siempre
aspiraremos a un mundo mejor
En
nuestra ínfima compañía
Algo
nos queda
Disfrutar
del viaje hacia el retorno
En
este ir al fuego y la destrucción
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