Rozo
con las puntas de los dedos
el
centro del abismo
Caigo
en un mar de depresiones
El
abrazo amigo me rescata de las profundidades
Nos
abandonan en la oquedad
Tan
sólo esperan el suicidio de los aislados
Los
ojos tapados
La
mente cubierta de estiércol
No
desean la belleza del pensamiento
Criaron
loros obedientes
Los
metieron en las bocas
Lo
salvaje murió en asfixia
Limpias
la celda donde habitas
Caes
por la trampilla
No
hay vida que pare la caída
Aterrizamos
en el beso
La
discusión a través del aullido de los lobos
Nos
llevó a un amanecer de lirios florecidos
Se
hace tarde para la lluvia
Nos
retiramos a la madriguera
Quizá
volvamos a vernos
cuando
la vida venga a salvarnos
Ahora
andamos a ciegas
Ahuyentando
al asesino de nuestra lucha
Alguien
recita los evangelios
Mientras
va degollando a sus semejantes
En
mi mano una flor muerta
Y
en la mejilla
la
levedad del beso
La
brisa y su caricia
Me
rescataron del abismo
Te dejo un beso dispuesto a rescatarte si lo necesitas.
ResponderEliminarGracias Laura.
EliminarLos besos siempre rescatan al náufrago...
Hola, Ángel. Excelente final. Ser rescatado, después de todo el suspenso previo en tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Sara
ResponderEliminarAbrazos