Se
perdió un verano
Arena
fina en las manos
Se
quedó el presente sin nada
Alguna
lágrima acariciando el rostro
Una
mueca siniestra que legó el destino
Ahora
con maletas vacías en el andén
Empezando
de cero
Deconstruyendo
la caída al pozo
La
sonrisa del niño
Nos
recuerda los lustros de reclusión
y
pérdida de tiempo
Años
de huesos rotos
Una
infancia que ya no llegará
Suena
el despertador
No
hay lugar que conquistar
Ni
paisaje donde asentar las huellas
Ojos
que miran al vacío
Palabras
muertas de sed
viajan
por el desierto
Dame
un túnel para encontrar la luz
Los
olvidados se adentran en río revuelto
Dejarán
cadáveres tras el oprobio del olvido
No
tuvimos nada que perder
Y
no adivinamos lo que había que ganar
Alambradas
en el camino
Muros
de vergüenza en la imaginación
Cae
tierra en las sepulturas
y con la tierra que cae en las sepulturas
ResponderEliminardestruiremos la cara y la piel clara y limpia y burguesa del opresor...nuestros son los muertos, nuestros es el dolor, nuestra es la angustia, el llanto, la asfixia, las prisiones, los golpes de la policía, pero también la tierra y todos los frutos. Nuestro dolor nos ha hecho fuertes.
La clase multimillonaria es millones de veces más frágil y minoritaria.
Lo más fuertes son aquellos que resisten entre la basura y la miseria.
Usaremos el yugo, para romperles la cabeza.
Usaremos nuestro dolor y rabia, para traer un nuevo mundo.
No hay lugar que conquistar.
ResponderEliminarMe quedé ahí ganando la batalla.
Besos.