No
soy destino para tus pasos
Ni
cicatriz para tu herida
Detesto
al adulador
Y
a su lengua que limpia los zapatos
del
amo y señor
No
piso moqueta
Me
echaron de su plato de lentejas
Ando
por el barro de las barriadas
No
te fíes del apretón de manos
No
te fíes del golpecito en la espalda
No
te fíes de la palabra bien dicha
Ni
del tono engolado de voces falsas
Sólo
desean ponerte la correa
y
sacarte a pasear
Yo
di media vuelta
Y
me fui a buscar la senda de los ermitaños
Allá
donde el lobo se negó a ser perro
Me parece un buen sitio al que escapar, tu refugio.
ResponderEliminarUn abrazo.