El
estiércol de tu regazo
quizá
esconde los presagios
de
la nigromancia
en
la pesadilla de lo que fue mejor
para
ti
siendo
la guillotina
para él
Al
final del camino
se
halla el árbol
que
vio crecer la magia
que
nació entre nosotros
Los
trucos ya se adivinaron
Se
fue el ardor
cuando
vinieron los hielos
Ahora
vienes a mí
a
mostrarme la cena de hoy
El
corazón aún latente
de
tu última presa
Quizá
compartamos mesa y mantel
Tal
vez no se merecía
más
que otro puñal clavado en el esternón
Mas
nunca estuve seguro de tu bondad
Cuando
decías entre risas
que
odiabas a la humanidad sobre todas las cosas
Cicatrizaron
los zarpazos
que
desfiguraron mi rostro
Ahora
ya no tienes uñas cortantes como guadañas
para
mí
Sólo
somos historia acabada
Con
las manos embadurnadas de sangre
Y
un ágape a punto
de
ser devorado
Ágape y eternidad son demasiados manjares.
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