Cansado
de vivir en el estómago del cordero
Salí
Del
refugio donde duermen los bueyes
Calzarse
las botas del lobo
Escapar
de la lágrima que sabe a derrota
Quién
sabe dónde fue el grito de los desesperados
Ya
no hay vida
Cuando
todos repiten la voz del privilegio
Caer
en el llanto amargo de la voz silenciada
Quedarse
embelesado
En
su grito acribillado por los sedientos de sangre
Abrazar
su furia asesinada
Afuera
Todo
sigue igual
Los
pies claudicantes que siguen
A
la luz mortecina que les guía al suicidio de las polillas
El
aire rezuma descomposición de cucarachas muertas
La
podredumbre inundó los cancerígenos vientos
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