Globalizadas
las tiranías
Automatizados
los corazones
Alienadas
las heridas
Sangre
coagulada
Heroína
que derraman las venas
Salvajemente
cortadas
Por
la rapacidad de los comerciantes
Que
venden infancias
Cuando
los niños abandonaron la fantasía
Se
llevaron los cumpleaños
Abonados
a la tristeza
No
hay juguetes para jugar
No
hay comida para comer
Lágrimas
derramadas en los desiertos
Las
dunas se tragaron el llanto de los desesperados
De
amor y coraje
No
mires atrás
El
futuro sabe a tierra húmeda
A
árboles frutales
Las
ciudades caníbales se derrumbarán
Si
los brazos se niegan a venderse
Si
los ojos se niegan a consumir
Si
las bocas siembran cultivos de trigo y metralla
El
desaliento de los desposeídos
La
tierra troceada
Lo
que no es de nadie
Arrebatada
por la avaricia
Las
noches negras de alma
Que
no divisan el fin
En
los pies errantes
En
las piernas cansadas
De
tanto andar
El
camino vallado
Aludes
de infamia
Caen
sobre las grietas de suelos erosionados
Que
son ojos que no quisieron ver
Lo
evidente
La
marcha fúnebre del latido fallecido
De
los que se quedan tal como están
Con
las rejas que aprisionan sus pechos magullados
Los
deseos se fugan
En
el río que va
A
toque de corneta
Se
mueven todos
Desfile
de disfraces
Dan
bienvenidas
Cuchillos
en la espalda
Adiós
muy buenas
La
procesión del día a día
Las
luchas desarmadas
Teledirigidas
por el degollador de la belleza
Hoy
no te enfoca la cámara que nada ve
Que
miente lo que dice
Invisible
Todo
absolutamente todo
Los
sueños aletargados
Despertaron
Pero
fuera de los confines de la trampa
Donde
cayeron las cabezas postradas
Buscan
esclavos
Para
dar un baño de color a la desidia
Exiliados
En
busca de trabajo
Para
acabar con él
Con
la sinrazón de vivir
Un
tiempo robado
Aniquilado tras el tic tac del reloj
te leo y siento también la claustrofobia del capitalismo y los alaridos de las prisiones, deshojando bosques, entre esposas y monedas, pero a la vez, algo en tu poética, al lado del abismo, me empuja a los pájaros y a la esperanza, como si un abrasivo fuego, hablara en ti de la pachamama desde lo salvaje y cada paso fuera también, una trinchera
ResponderEliminara veces logras hacerme llorar, con la arena y los árboles, y logras hacerme sentir esa angustia y abrir los ojos, y creo que ahí reside también la rebeldía y la conciencia... la poesía que no es decoración ni sólo poesía
abrazos de salitre Ángel! salud!