Nada
tengo
Porque
nada ambiciono
Una
esperanza perdida a punto de ser hallada
Tan
sólo eso busco
Afilo
hachas
Para
cortar los hilos que atan mis brazos
Guardo
una bala en la recámara
El
huerto labrado y sembrado
Para
que el ataque no me coja hambriento
Ni
desnudo bajo la intemperie
En
la guarida me espero
Me
adivinaré barricada
Saldré
triunfante
Con
aire en los bolsillos
Maletas
vacías
Desertor
De
toda patria
De
todo trabajo
De
esta paz
Con
millones de muertos en el olvido
Ayer
tuve un sueño
Ningún
cautivo obedecía al despertador
Ya
no se oían espaldas rotas al anochecer
Sólo
fue eso…
Un
dormir bien para despertar peor
Todo
es mentira
Salvo
este puñal clavado
En
la ausencia
De
los llantos que buscan alegrías
El
fin de la inocencia
De
estos rostros contaminados
Que
dicen lo que les dictan
Que
hacen lo que les mandan
éste poema, toca muchos mundos... y mantienes a la vez una única voz, que la siento también sinestésica... tocas el aullido contra las jaulas sociales y la soledad en el balanceo de la escarcha y la ruta, y el punzar de un incendio en el pecho que oculta una historia que aunque no la cuentes explícita, parece embrujar aves y barricadas, con olor a tierra y a hiedras y a selvas y a lo que emerge y empuña
ResponderEliminarme gusta mucho leerte, porque encuentro en tus palabras, una razón para galopar!
abrazos de salitre, "hasta enterrarlos en la mar"