El
mal siempre acecha
Pero
no ha hallado
El
instante de arrebatarme
El
corazón
Atribulado
me ahogué
En
el río de mis lamentaciones
Me
reinventé homicida en mil batallas perdidas
Ahora
sé que la única eternidad
Es
la muerte bandolera
Espinas
que me arrebató el tiempo
Aún
me quedan rosas rojas que rescatar
Que
la dama blanca se vaya por otros cementerios
Todavía
sobran días que acribillar
Sé
que la vida es un torbellino
Que
acaba en el silencio
Un
fugaz instante entre tus brazos
Un
lamento que llora
Un
suspiro de alegría
Una
sonrisa en tu boca
Una
memoria olvidada
Un
adiós definitivo
El
abrazo desprevenido
Un
latido que se va
Un
beso perdido que reconquistar
Un
camino libre por donde transitar
Una
idea salvaje que realizar
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