Se
fue el atardecer
Con
el vuelo de los grajos
Graznando
el sueño venidero
Me
pierdo en el silencio de la noche
Cavilando
el mañana que nunca amanece
Diviso huracanes que se ultrajan en silbidos
¿Dónde
está mi perdición?
Se
marchó en el vaivén del tiempo agotado
La
tierra recita verdades
El
amor El deseo El odio El dolor
Palpando
la esencia del ser
El
nogal que me cobija en su sombra
Su
fruto que alimenta vida para continuar
Al
otro lado
Engranaje
de una existencia mentirosa
Esclavo
de la bestia que aniquila
A
sueldo de pesadillas y lamentos
Para
que la noria siga girando
En
el abismo de la servidumbre
Producto
metamorfoseado llamado comida
Hecha
por máquinas
Trastocada
por humanos robotizados
No
hay más que nembutal en ella
Dormir
tus insomnios agonizantes
En
este hogar esculpido en infierno
A
tanto el interés robado
Y
a seguir encadenado
Disfrutando
del calvario cotidiano
A
las seis de la mañana
Casa
que no vives
Pero
pagas para no morar en ella
Familia
que quieres y no ves
Sólo
los domingos por la tarde
Mundo
feliz
En
este renacer de muertos atomizados
La
cueva del anacoreta
El
descanso del sueño
La
armonía del ermitaño
Me
refugio en la higuera
Me
deleita con sus frutos
Percibo
el aire cantor
El
silencio del viento
El
piar del gorrión
Vuela
la vida en un parpadeo
De
solitaria felicidad
Me
quedo aquí
Al
lado del viento
Donde
la libertad ahorca propiedades
Y allí estaré
Por
una leve eternidad
La armonía del ermitaño... la irreductible coherencia de Diógenes.
ResponderEliminarSalud!