Lágrimas
de ceniza caen por tu cara
Deshecha
de tanto llorar por el infierno cotidiano
La
vida mancillada
Como
el río ultrajado que vierte sus aguas
En
los campos de golf y piscinas privadas
Te
amé como se ama a la sinrazón
A
la enajenación mental de eternos amaneceres
Tu
cuerpo era el abrigo de inviernos a la intemperie
Tus
abrazos refugios húmedos de éxtasis celestiales
Segundos
Minutos Horas
De
delirante felicidad
Hoy
la infelicidad recorre esos besos que aborrezco
Simples
broches diarios de inmunda superchería
El
odio que invade al amor
Cuestión
de tiempo
Que
la cotidianidad cual navaja en la boca
Y
puñales en el quehacer diario
Hacen
el resto del trabajo
De
ardor guerrero
Fin
del trayecto
Tú
para un camino
Yo
en el sendero de las cabras
Te
vas con los que te vieron crecer
Personajes
impuestos
Siempre
con la sonrisa en mi cara
Hipócrita
mueca
Trastorno
facial permanente
Cara
de idiota
La
tristeza me acompañaba
Palabras
huecas
Palabras
vacías
Palabras
muertas
Nadie
es culpable
El
control de mi realidad
La
fuga de mi existencia
Momentos
de soledad
Atropellados
en el ahogo del nosotros
No
quedaba tiempo para mi soledad añorada
Ponemos
punto y final
Se
despeña el pasado
Deja
de existir
Funerales
de los seres que ya no somos
Que
fuimos en la memoria
Que
se apaga
Que
ya no vuelvo
Otro
pedacito de historia que muere
El
llanto lo secará el viento
Ahora
invisible estoy en cualquier lugar
En
todo tiempo
Nada
para ti
Más
que olvido
Y
el instante borrará nuestras huellas
De
un recuerdo difuminado
Que
se desvanecerá en el presente que nos persigue
Sólo
quedará
Esa
amarillenta fotografía
En
algún rincón olvidado
Ahora
nuestros pasos
Divergen
en otros destinos
De
ese momento que vivimos
Nunca
más supimos
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