Renazco
de mi guarida para sobrevivir el día que me queda
La
vida de la contemplación se acabó con el hambre que no calla
No
me deja en paz al tumulto he de ir
Me
rebano la bulimia a cuchillo
Ese
mendrugo de necesidad me ganó la partida
La
sangre a borbotones disparada salía del ansia hambrienta
La
caída en estampida me ve aparecer
El
suelo se convierte en el refugio del desmayado
Surco
ríos muertos con peces mutantes que les sirvo de alimento
Cruzo
ciudades fantasmas donde pueblan almas lloradas a la fallecida imaginación
Doy
a luz deseos de prohibir la publicidad que esclaviza tu encarcelada
emancipación
Detengo
el tiempo que envenenó el oxígeno de tus plantas sin flor
Persigo
al solitario lobo que deambula libremente
Por
la eternidad encuentro sus dentelladas furibundas contra la sumisión de las
ovejas
Olisqueo
sus huellas quiero ser la esencia del que huye del amo y sus dioses
El
viento me esparce
Siembro
robles
Me
alejo de la procesión al matadero
Ni
en la inconsciencia de la ira hallo la fragancia de la inocencia perdida
Lluvia
que cae por la ventana que se deshace en ácidos sin vida
Mojado
y ensangrentado despierto meciendo mi angustia dolorida
Sangre
que corre por el suelo
Vendas
que tapan la sangría que mi rabia espolvorea
La
lucha contenida en mi espíritu momificado
Estallará
en balas de sangre helada
Los
muertos de la matanza cotidiana
Arriarán
las banderas negras de los parias de esta tierra arrasada
Camino
entre la necesidad de los invisibles
A
cuchilladas contra la beneficencia y la postración de las mentes domesticadas
Océano
sangrante que derrama mi corazón ahogando la risa del cazador cazado
El
mundo se llena de bocas
Las
apariencias devoradas reflejan un nuevo amanecer
El
proscrito tiró la primera piedra
Los
desterrados explosionaron en tierras sin patrias ni verdades verdaderas
Mi
guarida me devoró para descansar mi sueño dormido
Corazones
que piensan
Almas
que laten
Ojos
que palpan el sonido de tus manos
Ilusiones
que batallan para ganar las esperanzas de nuestras heridas abiertas
Compañero cavernícola tu poesía es fuego. Se me queman los ojos por las llamas que saltan de las letras. Tu corazón, versículos de rebeldía pura. Bosque, río, savia, malahierba y bestias, muchas bestias hermosas y peludas lamiendose las heridas. Acosadas pero no vencidas.
ResponderEliminarSe me eriza el pelaje, brillan los incisivos en mis fauces.
¡Salúd!
Hombre Leonardo, poeta urbano, de los suburbios de mis entrañas te mando un saludo. "Bosque, río... oraciones escritas que podían continuar sangrando en este Mi corazón inacabado.
EliminarSalud