Sol que huye
Nubes grises que ocupan su lugar
Amenaza lluvia
En eso se queda
El caminante se aleja
No se sabe adonde va
Nosotros nos quedamos aquí
Sin viaje donde aterrizar
Ni camino que transitar
Lo que diga el destino
Obedeceremos sus caprichos suicidas
Sin nada que hacer
A expensas de lo que dicte el viento
Susurros en do menor
Somos fieles servidores
del dios de la contemplación
Con él hallamos la razón de la inexistencia
Y el sinsentido de las mañanas
Operación a corazón abierto
en las noches de insomnio y de luna muerta
Y se van las nubes
Se cuela la claridad
Y ya no se ve al viajante
Quedamos los árboles
Ser fuga deseamos
y no sabemos ni como empezar
Sonidos tristes en estos versos. Hay composiciones muy bellas en do menor.
ResponderEliminarEs cierto, a veces deseamos fugarnos y no sabemos donde.
Me gusta leerte, aunque a veces tengo que repetir la lectura.
El destino tiene cogido el mango de la sartén, ¿o no?
Feliz tarde de miércoles Ángel. Un abrazo.
En las noches de insomnio me gusta oír cantar a la luna su sinfonía en do menor, los susurros y suaves palabras son sollozos de emoción y lágrimas de agradecimiento.
ResponderEliminarUn abrazo para ti, poeta.
El rezo silencioso de los árboles, un abrazo Ángel!
ResponderEliminarQué gran poeta eres!!!
ResponderEliminarUn abrazo en do menor, con emoción de do sostenido.
No tengo muchos conocimientos de música y me ha llamado la atención lo de la fuga, curioseando por la red ya me enteré de lo que es, gracias!!. En este mundo en el que vamos siempre por libre me gusta mucho esa idea de darse el turno y acompasarse.
ResponderEliminarUn abrazo y besos Ángel!!