Se
desintegran los segundos
No
quedaron más que las cenizas
Que
el viento esparce
hacia
el vacío de las conciencias dormidas
Y
no se oye nada
Más
que el ruido que inunda nuestras cobardías
Ojos
vacuos
De
la vida sólo ven la oscuridad
Inertes
ante el charlatán que les indica
donde
han de suicidarse
que
palabras tienen que profanar
Nada
es lo que es
Ya
no tienes corazón
Sólo
el latido de un despertador que amenaza con fusilarte
Por
mi lado pasan personas sin cara descubierta
Se
alejan
El
camino hacia el cautiverio
Quizá
sea yo el preso
Y
los demás anden en libertad
para
comprar y vender
para
venderse y aparentar
Tengo
un hambre sin saciar
Se
instaló la pobreza en mis bolsillos
Ratones
en su laberinto
Siempre
buscando una salida
Humo
de vela
Sube
hacia lo invisible
El
ojo que ya no lo ve
Se
derribó la frontera
Y
nos mostró el recorrido
hacia
la huida donde no hay desencuentros ni secuestros
sólo
cenizas que el aire esparce
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