Mis
pies arrastrándose por el asfalto.
Caminando
entre autómatas.
Sin
saber adónde voy y en mil despertares perdido.
Tras
la senda entre la nada y el vacío.
Le
doy a mi alma perdida una patada sin remedio.
Desprendida
de mí ya no aguantaba la cerrazón de mis huesos.
¿Adónde
fue a parar?.
Se
largó de estos mundos sin corazón.
Y
ahora transito por la vida con el cuerpo sumido en la tristeza.
Veo
miles de rostros que pululan ajados de desesperanza.
Con
el orgullo fallecido que circula en cascada por los subsuelos.
Millones
de invisibles circuitos electrificados radian sus mentes.
Alienado
voy mas lucho con mis fuerzas flaqueadas para hallar el alma liberada.
Espíritu
que te vas aquí me dejas en este andar a ciegas a la búsqueda de la oscuridad.
Tal
vez, quizás, puede ser que hayas encontrado el lugar donde se aposenta la paz,
la armonía, la poesía, el comienzo sin fin de la imaginación.
Espérame
que yo ahora iré al reencuentro de tu incandescencia perdida.
La
mirada de Luzbel bloquea, paraliza, embrutece.
Son
las seis de la mañana todo el ejército somnoliento en pie esperando el hurto
global.
De
la nada se compra el infierno para mantenernos drogados y encadenados.
Tras
la revista de la estupidez humana teñida de rosa las cabezas se rellenan de
negras cucarachas.
La
levedad de tu invisibilidad me llama a la guerra.
Busco
esa armonía desconocida que de este paraje muerto que habito inadaptado estoy.
Tus
21 gramos
de felicidad hallada reclaman la soledad de mi cuerpo.
A
la búsqueda de otro rincón allá voy.
¡Que buena, rabiosa y lúcida tu poesia! ¡Todos los poemas del blog!
ResponderEliminarTambien me gusta tu acorralado lince rojo.
Creo que compartimos parecida rabia y visceralidad.
Saludos y libertades.
Gracias... que no nos quede sólo la rabia...
ResponderEliminarSalud