Una silla vacía en el comedor
Un comedor sin nada más que mudas paredes
¿Y si hablasen?
Un alma sin pies ni cabeza decide sentarse
Espacio de aire y vida de difunto
Pensamientos sin futuro y con presente de destierro
El alma vacila y se va
Deja al cuerpo ajado y sin fuerzas
Levanta la vista
Ojos ausentes se dirigen a la ventana
Saltan al vacío
Deciden volar hacia el horizonte
Montañas heladas
Aves que van
Dos enamorados se dirigen a su destino
Un puerto en común
Un beso compartido
Un proyecto todo corazón
Se alejan
Avanza el hombre hacia la ventana
Adónde nos largamos
Conciencia huida
Da media vuelta y se va
En busca de...
Una silla vacía
Un entorno inhóspito
Afuera el jaleo
Adentro el abandono de lo que fue
El alma suspira con canto de sirena
Me temo que hay muchos cantos de sirena. Feliz tarde Ángel. Abrazo.
ResponderEliminarHe pasado muchas horas en la ventana mirando el horizonte, montañas que a veces tenían escarcha, otras lucian espléndidas. Mi alma ha volado por esos parajes muchas veces, y por otros también, ahora los visito cargando con mi cuerpo, que se aligera según me adentro más y más.
ResponderEliminarYo he podido dar el salto de la ventana a la montaña bajo mis pies, me alegraría muchísimo que tu también pudieses hacerlo.
Besos
No me gustan las sillas vacías, los cuerpos se van y las almas vuelan hacia esas montañas nevadas. Si las paredes hablaran nos enteraríamos de muchos secretos inconfesables, son cantos de sirena que al oírse dejan muchas almas en paz.
ResponderEliminarBuenas tardes Ángel.
Los suspiros del alma, ¡¡qué necesarios son¡¡
ResponderEliminarBesos.
Un hermoso canto de sirena.
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