Escucho la vieja canción que me conmovió
Ahora sandeces con tres acordes
Bebo el café amargo de siempre
Busco el tiempo que perdí y no me encuentro
Bailo con los fantasmas del ayer
Las telas de araña se instalaron en el teléfono
Intento un nuevo proyecto que se irá al garete
El próximo será ocupar la tumba
Mas aún queda eternidad
para una alegría, un barranco
y hurtarle la última vida al gato
Cojo los huesos y me voy a otra parte
Espero una caricia y me llevo un beso de cortesía
Aguardo cada día la promesa que se llevó el viento
Intento rescatar tu invierno interior
Y te vas
Vagabundeo congelado por los fríos
Pido silencio en medio de tanto ruido
Lloro por los desventurados y el mar en calma que no vi
Escudriño una señal
Para adivinar el camino
El mismo que no hallo
Escucho la vieja canción y ya no dice nada
En cada etapa de nuestra vida hay una canción con la que nos identificamos porque nos conecta con el sentimiento que desprende. Supongo que te llegará una nueva canción que sea la que quieres escuchar en este momento, es cuestión de no cerrarse en banda, creo yo.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo.
Razón llevas que lo que llaman música actual es porquería. No escriben nada importante, nada que traspase el tiempo. Letras absurdas, sin sentido ni melodía. Caos, como el mundo actual. Continuemos bailando con los fantasmas de ayer, ellos al menos tienen huesos que todavía persisten.
ResponderEliminarAbrazos Ángel