El fuego abrasa las entrañas
La luz del sol ilumina los secos paisajes
Almas de lava bajan por los peñascos
Cae el sudor por los rostros pétreos
Gente acalorada abre las ventanas
Ven pasar a las ánimas de los montes
Salen en busca de una fuente
Agua purificadora
Desierto de querencias
Abrazos de sal
Vienen lluvias de arena
Nadie se ve
Hay que alejarse del volcán en erupción
Existencias abrasadas
No sabemos aún si son las nuestras
Infierno sagrado
Paraíso calcinado
Por algún paraje nos hallaremos
Con sonrisas, pesares, jaranas...
Y un hogar abierto de par en par en los corazones
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