La palabra dada
Se destruyó su razón de ser
La esencia del abismo
Allí encontré el eco de las voces
Suplicaban ayuda
Ya no se podrá hacer nada
La cadena de promesas que realicé
Cayeron en los pozos del olvido
La palabra y el juramento
ardieron en el templo derruido de los dioses
Ojos azules
Se vertió el mar en ellos
Las olas van y vienen
La espuma que queda es la memoria de los difuntos
Días de tregua
A tu espalda
Las cenizas cubren el espacio
de un mundo asesino que fue
Y nos deja el legado calavera
El árbol plantado
No creció
No dio cobijo
Ahora el alquitrán agarra las pisadas
La intemperie carece de clemencia
Es triste el poema.
ResponderEliminarBesos.