Suicidio
en los bolsillos
Nada
en la boca
Sólo
una bala entre los dientes
Encañonando
estulticias
De
primates involucionados
Seres
humanos revividos
En
cárceles de negras pinturas
Que
digan otros lo que has de pensar
Desde
arriba
Como
cascada mortal
Que
caen sobre las vacías cabezas
Lluvia ácida para la tribu encadenada
De
falsos mitos
De
irrealidades vacuas
Balando
al monte de la exclusión
Circo
ambulante de ojos sin cuervos
Nada
que ver
Un
río que llorar
La
pantalla encendida
Cortocircuito
de mentes cableadas
Vaciando
inteligencias
Absorbiendo
propaganda
Adoctrinando
neuronas
Ni
una queda alimentando gusanos
Banderas
monotemáticas alienadas
Brazos
mutilados
Para
el amo de la celda
Gente
drogada bailando
Al
son que toca el patrón
Del
circo endemoniado
De
una vida
Lastrada
por sangre envenenada
Corriente
de hormigas atomizadas
A
servir a la reina madre van
Columnas
vertebrales esparcidas
Rotas
de tanto labrar vilipendios
Tocan
las cornetas
Paso
al frente
Señalan
las tablas de Moisés
El
bostezo del disidente
No
hay quien nos levante de las mantas
Donde
dormimos
El
sueño pistola en mano
Tiro
en la sien
Para
las Gestapos reinauguradas
La
radio del discurso genocida
Encendida
Inculcando
odios
Bienaventurados
los sordos del sistema
El
viento derribador de fronteras
Que
no olvida
Al
desahuciado de su morada
Y
el frío que hiela
Al
velo que cubre la mentira
Del
especulador de emociones
Aglutinador
de multitudes
Reorganizando
desiertos
Granos
de arena que vitorean
El
fuego que los ha de matar
Dónde
está el alimento robado
Del hambriento que declama justicia
Esperando
la flor
Del
polen batallador
Reconstruyendo
el cañón que apunta al corazón
Nembutal
a la memoria olvidada
A
las desdichas carcomidas
No
hay miradas de cal viva
En
los montes
De
nuestros muros prohibidos
El
amianto de los grilletes del vil consumismo
Ahuyentándonos
Latidos
de rocío
Que
saben a campo virginal
Comida
que comparto con el desfavorecido
Bandoleros
de la industria
Dicen
adiós
A
la senda nuclearizada
Que
quemó sus vidas
Estado del bienestar, dicen... ¡Credulos incautos! ¡Una celda colmada de quimeras, de normas y de fantasmas!... y el nauseabundo rancho que pagamos con nuestras vidas secuestradas.
ResponderEliminarHuele a podrido, apesta en Bienestarlandia.
Salud Ángel!