Hielo
en la mirada
Manos
entumecidas
Que
hablan granizos
Mientras
palpan helada melancolía
De
tiempos de fuego
Que
volverán
Cuando
la senda arda en metralla
De
rabia alimentada
De
navaja que viaja en ira
Frío
Que
congela el pensamiento quieto
Te
escarchas en tu sofá
Calefacción
de vientos refrigerados
Correr
para que no te coja
El
oso polar que olisquea
El
suicidio de tus búhos nocturnos
Marchar
Donde
la nieve no paste en tu cerebro
Invernando
el tiempo aniquilado
Inaugurando
derribos en las pisadas
Muertas
Las
noches congeladas
La
sonrisa petrificada
Nieva
en tu interior
Galopas
cual caballo en fuga
Libre
de cadenas
Del
grillete que no quisiste comprar
Se
oyen los látigos del amanecer
Dispuestos
los mutilados a trotar
Escapistas
de la congelación
Que
no se gangrenen las balas
Que
dedos esconden
Tras
la historia falsificada
Saqueada
por los jerarcas del pie en nuestros cuellos
Paseas
al frío matutino
Esperando
al lobo anochecer
De
la marcha hallada
Del
adiós
Del
disparo de salida
Para
que vivos tapiemos la entrada
A
los hijos de la avaricia
A las larvas arrastradas
A las larvas arrastradas
Babeando
suelos donde oscurecen
Las
muertes gobernantes
tu pasión es trinchera, las guaridas de tu poema, son pistolas de luz, a aullido clandestino contra los marmóreos, el dolor en tus poemas, es blues, es urgente vino, como no lavarse la tierra de las manos ni del pecho, para navegar luna
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