El
crepitar de la gravilla
Al
andar con las botas gastadas
El
estómago maldiciendo calamidades
Mirada
perdida
Observando
el tiempo que aniquila
Recogiendo
escombros
De
la siembra que culminó en tempestades
No
hay más lágrimas
En
tus ojos tristes
Cabeza
ida
Hacia
el columpio
De
tus abismos
Agua
que bebes
De
los grifos
Que
vierten manantiales
El
murmullo de mis silencios
El
temblor de las angustias
De
un día más
En
este paraje
Que
hiere el alma rota
Puñales
que vomitan estalactitas
La
razón del sabio congelada
Frío
que amordaza tus decisiones
Hacia
alabastros
Que
despeñan la risa coagulada
De
tu muerte prescrita
De
tu dicha abortada
El
andén de tus suicidios
Arrebatas
al tren de la huida
Que
no hay billete
Para
el círculo encadenado
En
el que estamos
Preso
de tu ruido silencioso
Barranco
al que nos agarramos
Caída
no elegida
Inevitable
Cayó
el amanecer
Nos
recogió la lluvia
Oscuridad
Manos
que ven cuchillos
Cortando
el marchar
Ya
no hay guarida
Donde
empezar
Beber
un nuevo día
El
sol se va
Centenares
de albas perdidas
Arrugas
que no saben por donde tirar
¿Qué
has hecho?
Adormecer cafés en la madrugada
Ahí
está tu memoria
Y
nada más
Y
se acabó
Quieres
salir del presidio
¿Cómo
acabaste allí?
Tú
que movías la boca
Y
resucitabas a la verdad
El
corazón volvía a latir
En
cuerpos moribundos
Las
ideas en el desierto yacen
Arena
de tu angustia
Mi
duelo que se hace canción
El
sendero nos ofrece
Girar
en el mismo infortunio
Vuelta
a la casilla de salida
Que
no hay quien entre
En
tu secreto de explosiones
Descubriendo
nada tras las cenizas
Mendigo
de las ilusiones
El
catre te espera
Para
enterrar el sueño
De
ese día que no fuiste
La
noche que nos perdiste
La
pista de ojos que sacan cuervos
Cavilas
encuentros volatilizados
Oyes
voces
Piernas
que te llevan a otros lodos
Vuelves
Mueca
petrificada
Retorna
el crepitar de la gravilla
Al
andar lo andado
Y
vuelta a empezar
Da
igual
Siempre
igual
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