Entre la espada y la pared
Derribas el muro y le sigue la tapia
Acabas en mil pedazos con la tapia
Y aparecen las rejas de la prisión
Sin llaves para la cerradura
Te agarras a los barrotes
Esperando el milagro de la huida
Nada esperas en el despertar de las mañanas
Donde no hay alas ni cielo para volar
Hilo de equilibrista
Nos mantenemos de pie
Sin red ni paracaídas
Abajo los dientes de cocodrilo
nos esperan para el festín del hambre ajeno
Avanzamos entre escombros de mediocridad
Queremos dejar de ser víctimas de una suicida monotonía
Allá donde la tiniebla monta poblado
El condenado adquiere derecho de ciudadanía
Exiliados de la selva urbanita
Náufragos de una quimera que no llegó a ser
Furia en expansión tras las risas de los vendedores de alma humana
No queda nada de tu ilusión de juventud inocente
El milagro pasó de largo
No vimos el paso de la fortuna
Encerrados en las profundidades de la madriguera
Ya no queda tiempo ni vientos que nos lleven
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