En
la ciénaga de los pasos
oí
el retumbar escatológico de la inmundicia universal
La
presencia fecal de los enemigos de la belleza
inundaron
la patria de maloliente putrefacción
Sólo
queda la emigración hacia la nada
de
los que pisaron el barro
pero
no la profundidad de las alcantarillas
No
sólo era aversión hacia el ser humano
Esa
unión de anacoretas dispuestos a la diáspora
Era
el destino fallido
De
quien ve a la siniestra vanidad actual
Como
un puerto de entrada
hacia
vidas de despilfarro y lujo
La
larga línea sucesoria del tiempo
visitó la batalla después del campo ardiendo
La
destrucción fue cuestión de fe y consumo
Todo
retransmitido en vivo y en directo
desde
los canales subnormales de televisión
No
quedó ni latido
tras
la huida del corazón
De
aquí a un soplo de viento
No
seremos más que piezas de un museo
Sin
visitantes que admiren la ignorancia
de
su propio asco interior
Entiendo todo ese asco, pero opino que es una visión parcial y manchada. Una ciénaga no puede deslustrar la pulcritud de otros paisajes.
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