Ahora
lo único que autogestionamos
es
la censura de nuestro pensamiento
Hablamos
con la voz espuria de lo políticamente correcto
No
robamos
Pero
dejamos que el poder nos hurte
un
pedacito de nuestro cielo cada día
El
ser falleció y amaneció el consumidor
Nos
señalan el ocio que debemos devorar
Nos
venden la diversión que tenemos que consumir
La
cerveza que hay que beber
La
ropa que hay que llevar
La
tribu que nos ha de acoger
Todo
ello comprado con el venerado dinero
El
fin último y único en la vida
Poseer
casa con jardín, niños y perro que alimentar
Para
ello te educan
Y,
al final, te estampas contra el muro
Inadaptados
ante la vida burguesa
Excluidos
los que quedaron fuera del mercadeo laboral
Invisibles
los pobres que habitan en el hambre
Los
anónimos transitan en el limbo de la desesperanza
Sólo
se avanza al caminar
Si
derribamos la servidumbre impuesta
que
nos vio nacer
La
resignación es el abismo
La
melancolía el llanto eterno del corazón
El
claudicar otra forma cualquiera de morir
mientras
se continua respirando
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