Los
dedos que construyen ruina
Las
palabras que anuncian decadencia
Tus
manos
¿Qué
será de ellas?
Las
mismas que mataban la ironía de mi sonrisa
Las
que asesinaron el vivir con alegría
Tu
mirada
Se
aleja tras los muros de la incomprensión
Que
envuelven el avispero
Que
mataron el ayer
Y
aguijonean el mañana
Esperas
el tren en estaciones abandonadas
Te
vas
A
los desiertos de arena esperando glaciaciones
A
los días de amargura enterrada en la fosa común
De
la indiferencia
Te
apeaste de la vida
Como
aquel que dice adiós al latido de su corazón
Yo
estoy de vuelta
De
mi viaje a ningún lugar
Esperando
tu resurrección
Viendo
pasar primaveras de flores muertas
Adivinando
ojos desvanecidos en noches difuntas
Ciego
de ver la caricatura de tu existencia
Gotas
de olvido caen en mi memoria exhumada
Los
labios del desconsuelo agrietados están de no besarlos
Me
reviento
Perdido
en el páramo de tu doliente hecatombe
Ya
no te percibo en los escondrijos de tu ratonera
Ya
no te encuentras en la perdición de tus bares
Ya
no estás
En
la negritud de la resignación caerás entre gritos
El
ruido de tu silencio romperá mi desequilibrio
Que
sólo adivina desencuentros
Tu
voz se desvaneció de mis pensamientos
Andaré
disuelto vagando hacia ninguna parte
En
el consultorio de mis locuras
Aguardando
el sangriento alborozo de tu puñal en mi alma
Como
quien espera nada
Y en la larga y sombría noche de la derrota
ResponderEliminardivisé dos centelleantes lunas
escudriñando insumisos horizontes.
Eran los ojos del lince.
Salud!