Hierven los cerebros
El calor prendió fuego al pensamiento
¿Acaso existe ya?
Sólo queda la flor
Los ojos escuecen
Pies hinchados
Manos que duelen al cerrar los puños
El hogar es un horno
Las calles matan al sediento
Calor de agosto
Año tras año el incendio avanza
Irremediablemente
El asfalto se deshace a nuestros pasos
Nos quedamos pegados
La noche no da tregua
La canícula se va de copas
Arde el espacio compartido
Mas nuestro corazón sigue congelado
Allá no llegarán las llamas
La pasión del arte guerrero
Helado en las entrañas está
No existe ola de calor
en venas carámbanos
La sangre no corre en ellas
Tal vez estemos muertos
Haciendo ver que vivimos
en este gran decorado de mentiras
que es el mundo infierno
hay que tener mucho fuego en los ojos, para poder ver y narrar e indignarse contra esa muerte que acecha y que avanza.. desde el capitalismo...
ResponderEliminarla mayor parte de la gente no quiere verlo, se compra un narcótico, encienda el televisor para apagar su conciencia y su cerebro, se va al centro comercial.....baja la cabeza, lo acepta sumisamente.. ni siquiera le causa horror o tristeza...
por eso es tan valiosa tu mirada... porque nunca has cerrado los ojos ni te has dejado atrapar por la secta del "mundo infierno"....no has dejado de gritar y de rebelarte.
Te dejo un poema de León Felipe que he recordado al leerte.
«Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto
y… ni en España hay locos.
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd … esto,
historiadores… filósofos… loqueros…
Franco… el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios,
en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos …
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios …
y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo …
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre?
¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos,
infinitamente menos que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos,
infinitamente menos categoría que el estiércol;
si no es ahora … ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y… ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo! …
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj…, este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto …,
perfecto, ¡perfecto!».
Gracias por dejarme este bello poema de León Felipe lleno de verdad.
EliminarSaludos