Un
minuto de silencio
Por
los días dormidos
Por
las noches en vela
Por
no ir ni estar de vuelta
Por
morir despertando cada mañana
La
voz del olvidado
Se
oye a través de lo inexistente
Me
reencontré con su verdad
Allá
en la oscuridad
Cavando
fosas
para
los muertos que vendrán
Los
perdedores de la historia
A
los que les robaron
el
papel, el tintero y la pluma
Los
aduladores del privilegio
siguen
trepando cumbres
Detrás
tienen a legión de víctimas
Hasta
el alma les robaron
Desmovilizados
Desmoralizados
Una ristra de mentiras
cubre
el paisanaje donde reventamos
La
vida cotidiana
La
indigencia planificada
Unas
cervezas en el bar
Hablamos
sobre la desmemoria y su liberación
Nos
miró con cara de estupefacción
Y
desapareció
Extraños
en un mundo ajeno al abrazo
Intento
salir del cascarón
Cerrado
a cal y canto
La
llave está en mi cerebro
Le
doy cien vueltas más
Mañana
lloraré mi autorrepresión
¿Qué
hacer?
Encendiste
la televisión
Te
tiraste en el sofá
Y
miraste despreocupado lo que te defecaban por la pantalla
A
ese futuro cadáver me invitaste
Y
yo sin saber a donde ir
Ahora
que estalla una guerra nuclear
Afuera
En
el centro mismo de nuestros corazones
Y la vida se pierde, se desliza por los vertederos de innumerables silencios horarios...
ResponderEliminarPor eso, yo no veo la televisión, ni oigo la radio, ni leo noticias de ningún tipo: porque nos defecan encima. Llevo tres meses en que no me entero prácticamente de nada y se vive mucho mejor. Buen poema, lleno de rabia.
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