A
la orilla del río
Nos
dejamos el recuerdo y el alma
Ya
no volveremos tras los pasos abandonados
El
tiempo inmisericorde nunca vuelve
Hoy
el llanto cubre las mejillas
El
duro presente golpea fuerte
Nuestro
amigo cantor nos abandonó
Un
siniestro silencio acompaña las mañanas
Te
supliqué con la mirada un minuto más
Dejar
en espera el retorno
La
ceguedad estampó su firma asesina
No
fue posible
Porque
tal vez todo es imposible
hasta
los deseos más accesibles
Invisible
Vuelvo
al rastrojo del quehacer diario
Me
precipito
Hacia
el abismo
de
una existencia ahogada en el mar del olvido
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