A
la hora en que la luna aún se niega a desaparecer
Se
levanta el siervo del despertador
Para
ir a un trabajo de mierda
Para
que le den un salario de hambre
Para
que le roben el tiempo y la alegría
Cuando
los nadie no somos dueños de nuestro destino
Cuando
la libertad tiene un precio
y
la dignidad se vende en un puesto del supermercado
Ya
no hay hombres y mujeres libres
Sólo
autómatas en la sala de reparaciones
Millones
de ellos camino del desguace
Corren
tiempos revolucionarios
Y
andamos por los barrancos del espectáculo
Oprimidos
por un mundo de apariencias
Una
ciudad de espejos donde la caricatura es el único reflejo
Dónde
está nuestro Yo de combate y furia
Ahora
carne putrefacta al servicio del consumo
Un
grito ahogado en medio del desierto
No
hay salida en este yermo llamado capitalismo
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