¡Aléjate!
del
tormento de los que no te quieren ni ver
No
busques venganza
más
allá de la indiferencia
O
de un deseo sano y constructivo
En
una muerte lenta y cruel para ellos
Los
enemigos que pueblan tus ojos
Todos
tenemos uno, dos o cientos
El
de la puñalada en la espalda
El
delator de los secretos
El
infiel amigo amante de tus barrancos
Pero
pobre de nosotros
Si
no queda ni un amigo entre tanto desvarío
Rodeado
de espinas
Ausencia
de rosas
La
senda del anacoreta
Parloteando
con los perros
Huyendo
a otros puertos imaginarios
Donde
preparar un buen plan de muerte y aniquilación
para
los que no dejaron
que
saliera el Sol en tu mirada cálida y azul
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