Sé
que mañana nadie vendrá a buscarme
Sé
que al vagabundo nadie le señalará el camino
Sé
que al hambriento nadie le dará de comer
Sé
que no habrá noticia de nuestras esperanzas
No
hay altavoces donde se diga la verdad
En
el silencio hallamos la senda de las palabras
El
precipicio donde caí
En
el barranco donde me instalé
Me
sumerjo en el llanto de los niños olvidados
No
somos más que egoístas
Henchidos
de nada
Repletos
de polvo que seremos
No
me creo sus promesas
Millones
apoyaron sus mentiras
Ahora
la codicia dictó sentencia
Me
retiré en el jamás de mis aposentos
Sé
que mañana aún estaré aquí
Sin
saber el porqué
Cuantos
prisioneros esperando la absolución final
Quizá
la resignación venció a los condenados
Cuántos
años de condena cumpliremos sin preparar el plan de fuga
Demasiado
tiempo perdido
Demasiadas
ganas de vivir
Y,
sin embargo,
brindamos
a la muerte que amanece cada mañana
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