Dónde
quedó la barricada
Dónde
quedó el sueño perdido
Dónde
nos derrotaron y quedaron nuestros cuerpos derribados
Por
qué admitimos trabajar para el enemigo
Por
qué claudicamos ante el poder y su ley
Por
qué nuestro mayor enemigo son nuestras mentes adocenadas
Abrimos
la puerta de la jaula
y
el jilguero allí seguía en su prisión
Los
milicianos de antaño
Los
que lucharon por la revolución social
Qué
queda de ellos
Almas
trasquiladas
En
el establo estamos
Ovejas
al cuidado de zorros hambrientos
Alza
la bandera revolucionaria
decía
la canción que se convirtió en himno
Cuándo
hicimos oposiciones a la sordera
Todavía
nada está perdido
Aún
tenemos dos manos
llamadas
para la lucha
No hay comentarios:
Publicar un comentario